jueves, 28 de abril de 2011

Un escritor sin vocación


Luis Alfredo Arellano Salgado
Estoy aquí en una tarde de viento frío, observando desde mi casa el pasar de la gente y tratando de esclarecer qué demonios voy a escribir ahora, cuando una vez más se me ha pedido hacerlo, pero nada me viene a la mente… en verdad me encuentro muy confundido.
     “Escribir” es una palabra que todo maestro te dice cuando llega al salón de clases; “escribe esto y escribe esto otro”, sin embargo, nunca le había dado mucha importancia a esto de la escritura, tal vez, sea porque el simple hecho de pensar en hacerlo me aterra y el ver tantas letras juntas nunca ha sido lo mío: si no leo un libro con dibujitos, ¡simplemente no me llama la atención!
     Muchos escritores hablan acerca del amor y el desamor, la infidelidad, de superación personal, sobre aventuras de seres mitológicos o de magos… Como todos sabemos, nadie piensa de la misma manera que los demás; pero lo que sí sé es que muchos escritores escriben a las ¡Mujeres! Porque, ¿qué haríamos sin ellas?, ¿quién nos inspiraría más que ellas? Yo me considero un admirador de la belleza femenina y tengo algo qué decir acerca de ellas, y lo que nos hacen sentir cuando se alejan de nosotros:
     Hoy paso otro día más sin tu presencia, añoro ver esa hermosa carita cuando me dice TE AMO, extraño esos lindos y delgados labios cuando rozan con los míos. Me pregunté si podré aguantar más tiempo sin verte, oírte, ni experimentar todo lo que me haces sentir con cada beso, cada caricia, cada palabra que me dices al oído muy tierna y suavemente, mi corazón late cada vez más deprisa por estar pensando en ti, siento que me estoy volviendo loco porque en las noches escucho una voz que me dice ¡TE AMOOO!, y despierto con la ilusión de que seas tú, pero estoy ahí, solo, con miedo, en la oscura y fría noche. ¿Miedo?, sí, el no tenerte a mi lado me hace estar muerto en vida. A lo que temo es a perderte a ti… MI AMOR.
     Esto es algo de lo que yo, que soy apenas un escritor sin vocación, puedo hacer con la escritura; sé que no soy un gran romántico como Neruda, quien alguna vez escribió: Te recuerdo como eras en el último otoño. / Eras la boina gris y el corazón en calma. / En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. / Y las olas caían en el agua de tu alma. / Apegada a mis brazos como una enredadera, / las hojas recogían tu voz lenta y en calma. / Hoguera de estupor en que mi sed ardía. / Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
     Sin embargo, yo no tengo familiaridad con las palabras, pero así como muchos escritores lo han hecho en sus obras en las cuales expresan vivencias, amores, sentimientos, anhelos y temores, el hacer esto para mí es todo un reto, el cual estoy dispuesto a sacar adelante ya que nunca me ha gustado perder y, no, ¡un escrito no podrá conmigo!
     Finalmente, llegó la oscuridad de la noche y mi mente sigue intentando conjuntar  las palabras idóneas, pero debido a mi inexperiencia, continúo sin saber qué hacer… estoy a la espera de una idea que prenda el foco de mi inspiración y me ilumine en la penumbra. No obstante, algo he aprendido: para ser escritor no hace falta sino iniciar a escribir, y dejarte llevar. Después de todo, siempre he escuchado que todos tenemos algo de músico, poeta… y loco.

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