lunes, 25 de abril de 2011

Un día más


Alberto Castrejón Reyes
Un día más, que tal vez, para ti no fue nada. Para mí fue el nacimiento de muchos sueños y fantasías, que no dejan de ser eso, ambos lo sabemos, pero que pueden dejar de serlo simplemente con que me mires. Para mí no será nada más una mirada. Para mí será tu mirada, y por más que todo mi ser sepa que para ti no fue nada, cómo prohibirle a mi corazón que deje de soñar, de sufrir, de llorar por un amor que no funcionó. En tanto, ayudan las esperanzas a mostrar en mi rostro una sonrisa más espontánea y alegre, que oculte el dolor que causas, el que espero que nunca sientas, el que vuelve tan sólo con escribir estas palabras, únicamente con recordarte. Cómo hacer para que comprendas, si tan sólo dijeras algo, si respondieras mis preguntas… ¿Tan difícil es entender que el destino hizo que yo tuviera en mi corazón tanto amor? Ese amor incondicional como el que sienten los padres hacia sus hijos, ese amor puro que nada más busca tu felicidad, hasta el punto de preferir que no estés conmigo y que estés con aquella persona que tiene para darte lo que yo no tengo. Sería un consuelo si tuvieras esa persona, pero no, mi corazón me dice que no la has encontrado. Entonces si estás sola, y es porque tú así lo deseas, seguramente estás disfrutando de tu soledad como pocos pueden hacerlo, ya que realmente casi nadie que tiene tanto amor a su disposición, lo rechaza como si fuera algo fácil de conseguir. ¿Tan poca cosa soy? ¿Tan poco me valoras? No te culpo, no soy suficiente para llenar tus expectativas, pero no puedo dejar de preguntarme por qué tú, llenas las mías cuando lo único que consigo son lágrimas. Me lastimaste donde nadie ha llegado: en el corazón. Lo abriste para que cualquier ofensa lo afectara y estallara en mil pedazos. Me convertí en una persona frágil y mucho más sensible, en alguien que se duerme pensando tan sólo en la posibilidad de verte al otro día, una persona que ya no vive para su familia, para sus amigos, vive pura y exclusivamente pensando en ti desde que te conoció. Seguramente no sabes cómo, pero yo recuerdo cada detalle, cada palabra, las que ahora no tienen ningún valor, porque cuando supiste que te amaba, te borraste, te hiciste la desentendida, y tan sólo te burlabas; más de una duda se me quedó en el camino, pero tú, nunca me dijiste nada. Fue tu actitud hacia mí, lo que me hizo ver la verdad y dudar de tu amor. Intenté acercarme a ti de la manera que me resultó más fácil, la menos vergonzosa, y me diste la espalda. Me apuñalaste cruelmente el corazón, con tu indiferencia, pero ya es tarde para lamentaciones, nada se puede cambiar. Sólo me queda esperar que cicatricen las heridas, al menos para estar un poco más consciente del sufrimiento que me causas y enfrentar con otros ojos el dolor y la decepción. Únicamente hay una forma de olvidarse de un amor, obteniendo otro amor, pero, ¡cómo pensar en otro amor si todavía tengo esperanzas en ti! Se me hace demasiado difícil borrar el sentimiento que encendiste; ya que fuiste la causa de éste, eres  la única que puede apagarlo, con tan sólo mirarme a los ojos y decirme esas tres palabras a las que temo más que a la muerte, tres simples palabras: “NO TE AMO”. Para facilitarte y facilitarme las cosas. Pero no puedo decirte que me digas que no me amas, porque solamente al imaginar tus palabras se me llenan los ojos de lágrimas, que intentan vanamente apagar tu amor. Sé que no vas a leer esto, y que si lo hicieras serviría para risas o burlas. Espero que me comprendas algún día, que adviertas este amor un poco loco y masoquista, pero si me dieras la oportunidad de hacerte feliz no te arrepentirías. Nada más, me queda decir todo lo que siento en las dos palabras más dulces y sinceras del universo, ésas que expresan todo, y que para mí reflejan tu imagen, tu voz, tu mirada, tu persona, esas sencillas palabras que dicen: TE AMO.
          

No hay comentarios:

Publicar un comentario