jueves, 28 de abril de 2011

Carta a mi madre


Lehi Axel Jaimes Castañeda
Desde este pedazo de cielo, donde ni siquiera las estrellas podrían experimentar
el placer de estar tan unidas como lo estamos tú y yo.
Para mamá:
Recuerdo que los primeros cuatro años de mi vida conviví más con papá que contigo, cuando despertaba te habías ido ya a trabajar, regresabas por la tarde cansada y a veces de mal humor, en aquel entonces no entendía lo que ahora sé; tenías más responsabilidades de las que te correspondían sobre tus hombros.
     El día que decidiste separarte de papá y llevarme contigo, debo confesarte que no me agradó mucho, en aquel momento hubiese preferido quedarme con él, la idea de no verlo me asustaba. Los primeros años fueron difíciles, extrañaba mucho a papá aunque hicieras tu mejor esfuerzo para que no me faltara nada.
     El tiempo ha ido transcurriendo, hemos compartido muchos momentos de nuestras vidas, buenos y malos; ahora estoy iniciando mi etapa de adolescente y empiezo a comprender que a pesar de que un hijo es una responsabilidad enorme decidiste llevarme contigo sin importar los obstáculos que pudieron haberse presentado; en cambio, papá cómodamente te cedió por completo esa responsabilidad sin siquiera mover un dedo por seguir en contacto constante conmigo o estar al pendiente de lo que pudiera necesitar. Por eso quiero agradecerte por no separarme de ti, porque aunque muchos podrían pensar que no somos una familia completa, se equivocan: en casa no hace falta nadie más, he tenido todo el cariño y comprensión que cualquier otro niño en un hogar supuestamente “normal” desearía. 
     Sé que eres un ser humano con virtudes y defectos como cualquier otro, y que tal vez no me corresponde juzgarte, pero voy a atreverme a decirte que aunque te admiro porque eres exageradamente responsable, me gustaría que ahora que estoy en una etapa demasiado difícil dejaras de serlo “un poquito”, te lo he pedido algunas veces, lo intentas por unos días y caes nuevamente en tu diaria rutina, llegas de trabajar y parece que a casa acude todo un equipo de limpieza, no paras de hacer quehacer, hasta que todo vuelve a estar en su lugar. No tan sólo me preocupa que a veces no tienes tiempo para escucharme, sino que tampoco te das tiempo para ti; para hacer lo que te gusta o para irnos por ahí al cine o simplemente caminar juntos y platicar, sin una escoba o el ruido de los trastes entre nosotros. En ocasiones te he dicho que quieres más a tu trabajo que a mí, y reconozco que he sido injusto, porque la mayoría de las veces te has dado tiempo para estar a mi lado cuando así lo he requerido. 
     Me gustaría que cuando quiera contarte algo nos sentemos juntos y me veas a los ojos, sin importar que algún objeto esté mal acomodado en la sala y corras a ponerlo correctamente, o quedarnos un rato más en la mesa después de comer; podría ayudarte después a lavar los platos, deja de andar tan de prisa y así disfrutar mejor los momentos que podemos estar juntos; salgamos más seguido, posiblemente tu economía no te permite darnos lujos, sin embargo hay tantas cosas que cuestan tan poco y que se disfrutan al máximo, como ver una película tirados en el piso, jugar fútbol lo cual me fascina, salir a caminar bajo la lluvia o compartir la lectura de un libro. También deseo pedirte que comprendas la etapa que estoy viviendo y me tengas más paciencia, que no te exaltes, últimamente has llegado a gritarme y yo a contestarte en el mismo tono, aunque dices que no debo gritarte, me pongo a pensar que si acaso al hacerlo tú no me estás enseñando a gritar a mí. 
     Siempre has sido más que mi mamá, mi mejor amiga y sería fantástico que continuáramos conservando esa relación, que me aceptes como soy, tal vez no tan ordenado ni responsable como quisieras, pero soy tu hijo, sé que me quieres más de lo que demuestras, lo he sentido y aunque se me dificulte expresar mis sentimientos, porque en eso nos parecemos, también yo te quiero, me gusta estar junto a ti, abrazarte y besarte, porque cuando lo hago me siento infinitamente protegido.
     Mamá, hagamos nuestro más grande esfuerzo por cambiar positivamente lo que esté fallando entre nosotros, haré lo que esté a mi alcance aunque sin tu ayuda no podré, por favor no me sueltes de tu mano para continuar juntos, seguiré creciendo y necesito que me sigas guiando, siempre me hará falta que estés ahí para animarme y apoyarme, pues no olvido que siempre has sido como el reflejo de un espejo en mi vida; si río, ríes y, si lloro, terminas llorando conmigo. 
     Por último, quiero que sepas que siempre serás para mí un ser especial que aún siendo rara y distinta, mejor mamá no podría haberme dado la vida, y no encuentro una palabra que abarque todo lo que significas para mí, por ello únicamente me resta decirte:
                                                                                                GRACIAS MAMÁ: “TE AMO”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario