lunes, 25 de abril de 2011

La información no es vacuna


María de Jesús Ruiz Barrón
Al egresar de la universidad soñaba con encontrar un trabajo que me permitiera desarrollar mis conocimientos y adquirir más; y así fue, llegué a un lugar donde tenía contacto con  jóvenes sin las formalidades o disciplina que requiere una escuela, un espacio en el que se sintieran con la libertad de expresar sus ideas, necesidades, dudas, etc., y yo ser una compañera o facilitadora en sus procesos. Este trabajo me permitió formarme, a través de cursos y diplomados, en temas que me resultan apasionantes, sobre todo dos: elección de carrera y educación sexual. Con el tiempo me convertí en una de las mejores conferencistas y talleristas, además, ¡lo disfrutaba tanto! El transmitir y hablar con los jóvenes con claridad, honestidad y congruencia era lo máximo.
     Paralelamente a esto, otra de mis funciones era capacitar a las nuevas compañeras. Así llegué hasta Ana, una joven de 18 años, madre soltera (razón por la que abandonó la preparatoria); se integraba al equipo como apoyo a la limpieza, con una autoestima pisoteada por su familia, con pocos recursos pero mucho potencial para desarrollar, sólo faltaba que ella lo viera; así que decidí ayudar a que lo notara.
     Después de un par de años, Ana había crecido mucho en todos los aspectos, en seguridad, en vocabulario, en conocimientos, incluso obtuvo su certificado de bachillerato; empezó a involucrarse en más actividades de la oficina. En las conferencias que yo impartía sobre sexo protegido y  uso del condón, era la primera en querer participar, al igual que en los talleres y expos. Realmente me sentía muy orgullosa y satisfecha por sus alcances.
     Un día conoció a un chico, psicólogo, se enamoró, y en menos de seis meses de relación estaba embarazada; ¡fue como un balde de agua fría para mí!, recuerdo que me preguntaba: “¿qué?, ¿cómo pasó?, ¿y el condón?, ¿qué con toda la información?, ¡era un acto de total incongruencia!, ¿cómo mi mejor alumna salía con eso?, ¿cómo les decía a los jóvenes “usen el maldito condón” y ella se lo pasaba por alto? ¿Y las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual)?
     Vi truncado el trabajo, los planes, cuestioné mi desempeño como pedagoga, sentí enojo, frustración, decepción, ¿dónde está la congruencia?, no sé, creo incluso que así se siente una mamá con su hija adolescente embarazada. Después de tantas preguntas, únicamente encuentro una respuesta: “LA INFORMACIÓN NO ES VACUNA”.

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