miércoles, 27 de abril de 2011

Curriculum vitae (parte 2)


Rocío Hernández Maldonado
Jefe del Departamento de Personal:
P R E S E N T E
Hace una semana le envié mi Currículum vitae. He reflexionado sobre la conveniencia de anexar información complementaria y hacerle llegar la Parte 2 del mismo (que ahora está en sus manos). Lo anterior obedece a que dispongo de muchas experiencias vitales de igual o mayor importancia a las referidas y que me conforman como la persona que soy.
     Luego entonces, le hago saber que:
     En  mi acta de nacimiento  se debiera hacer constar, además de la fecha, la hora y el lugar en que nací, que vi la luz por primera vez en esos maternales ojos color aceituna con miel.
     Con un sinfín de números, se refiere mi cuenta en la UNAM, en el Banco, en el IFE. También poseo uno de afiliación al IMSS, uno para R. F. C., una cédula profesional, la matrícula para cobrar mi pensión, y en la memoria guardo el número de la placa del automóvil y de los teléfonos importantes. Lo que no le dije es que conozco el número de la cripta en la que depositarán mis cenizas, cuando deje de ser un número más y sea simplemente Rocío para todos aquellos que en verdad me quieren y me recordarán.
     Desconozco en qué parte del Currículum, he de incluir la información sobre mi reencuentro con la vida, después del guiño que me hizo la muerte.
     Quisiera saber en dónde anoto el nombre de mis padres, de mis hermanos, el de mis hijas y el de su padre, de mis queridos nietos, de mis amistades.
     Necesito saber qué apartado debe contener la referencia del último paseo al campo con mis hermanos, la del día que jugué por postrera ocasión con mis muñecas. La fecha de mis abortos, del día en que Brenda me hizo  madre y la del día que Viri me pidió que lo fuera. Quiero que me diga en dónde incluyo mis experiencias como mujer sabia que toda madre se siente. En dónde, mis defectos, mis temores, mis errores, mis angustias, mis pesadillas.
     Ignoro si es posible que agregue cuál es mi película favorita, mi platillo preferido, el perfume que uso, mi libro de cabecera. Mis lecturas predilectas. El nombre del primer cactus de mi colección.
     Me interesa añadir mis recuerdos sobre los eclipses de sol y de luna, el temblor del 85, aquel increíble arco iris, mi primera impresión frente al mar y acerca de ese conmovedor atardecer que provocó que  una paciente le agradeciese a Dios, la existencia de las enfermeras.
     Desearía agregar lo referente a los besos memorables: los filiales, los paternales,  los fraternos, los robados, los deseados, los prohibidos, los imposibles, los soñados. Los que Eros estampó en todo mi cuerpo y los que le di con dulce amargura a la muerte, que se había vestido de gala con la piel de mi madre.
     ¿Es posible que, sin importar lo que ha durado mi vida, el valor que usted le asigne, o lo trascendente que la crea el que quiere contratarme, se tome en consideración esta segunda parte? Lamento no poder enviarle los anexos que la avalen o documenten; tome en cuenta que unos sucesos estaban en el olvido, muchos son recuerdos borrosos, algunos se encontraban arrumbados y otros permanecían en espera de la evocación que, tarde o temprano siempre llega, sin necesidad de testigos, certificados, reconocimientos, diplomas, títulos o nombramientos.

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