lunes, 25 de abril de 2011

Sentimientos


Consuelo Ruiz Castañeda
Es sábado once de septiembre, estoy esperando a mi hija que viene con mis nietas y mi bisnietito a felicitarme por mi setenta y siete cumpleaños.
     Me dispongo a iniciar mis labores domésticas y coloco  un compact en mi aparato, con  mi música favorita.
     Empiezo a escuchar una melodía que me hace detener para deleitarme con ella, es interpretada con armónica; me recuerda al padre de mis hijos que la tocaba casi tan bien como ese intérprete. La melodía es Sentimientos. Los recuerdos se agolpan: mil novecientos setenta y cinco, cuarenta y dos años de vida, trabajando en “Alimentos Lerma”, la lucha con la máquina de escribir la tenía apenas ganada, estoy en un café-cantante en Toluca, con mis jóvenes compañeritas de trabajo.
     Al entrar a ese sitio, casi a media luz, amueblado con pequeños taburetes y escuchar a ese cantante, sentí que empezaba a crecer, hacía más de dieciocho años que al contraer matrimonio y sólo dedicarme al hogar y a procrear seis hijos, mi vida se detuvo, el marido fue el faro al que dirigía mis pasos para encontrar seguridad económica, física y hasta mental, a pesar de no saber si era feliz o no.
     Cuando decidí romper el yugo, empecé a ver a mi  alrededor.  Gracias a un amigo encontré trabajo como secretaria y  por no haber laborado en tantos años, la máquina eléctrica  a la que tuve que enfrentarme, me era totalmente desconocida, ella me ganaba siempre, pero yo la acometía con más ardor cada vez, se resistió durante dos meses, sin embargo al fin la vencí, fue cuando me invitaron a ese café.
     A partir de ese triunfo con la máquina de escribir, saborear la convivencia y aceptación de parte de mis jóvenes compañeras, pude aquilatar lo que me estaba dando la libertad de haber roto las cadenas que me ataban y día a día fue creciendo la confianza en mí misma.
     No todo fue triunfo total, perdí a cuatro de mis hijos, que prefirieron la seguridad económica que les brindó su padre, pero esas dos chiquitas de tres y cuatro años con quienes me dejaron, fueron mi fuerza para luchar. Al cabo del tiempo todos los hijos, sus hijos y los hijos de sus hijos, están presentes en mis cumpleaños.
     Todo eso es para mí la melodía Sentimientos.

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