lunes, 25 de abril de 2011

Aunque te quiero, no me convienes


Anónimo
Recuerdo cuando te conocí y me parece que fue ayer. Es increíble cómo hemos vivido tantos años juntos, al igual que compartimos experiencias muy bonitas. Pero no todo ha sido así… Sin embargo, mi idea era que con “amor”, las dificultades y malos entendidos no tienen gran importancia, siempre se solucionan, o al menos eso creía. Ahora ya no pienso lo mismo.
     Esto se ha venido dando desde hace tiempo, tal vez yo cometí un error al casarme contigo. Desde que éramos novios te mostrabas impulsivo y celoso por cualquier cosa, no obstante, decidí unirme a ti. Creí que al casarnos cambiarías y todo sería diferente. Al principio así fue, debo admitirlo, pero después comenzaste a “sacar el cobre”, a ser como de verdad eres. Te quitaste la careta y volviste a ser grosero, a celarme por todo sin razón, hasta el día de hoy.
     Ves cosas donde no las hay y me agredes con palabras obscenas. Me humillas de la peor manera que se puede tratar a una mujer sentimentalmente, y esos, para mí, son los golpes que más duelen, porque penetran en lo más profundo del corazón y se quedan ahí, como si se les echara candado para que no salieran.
     ¿Qué crees?, ¿que porque eres profesionista y yo no, me eres indispensable y sólo contigo saldré adelante? ¡Esto no puede continuar así! Te quiero demasiado pero ya no deseo soportarlo, no permaneceré con alguien que no valora todo mi esfuerzo por mantener unida a mi familia.
     Tenemos una hija, pero eso no será impedimento para cambiar de vida. Ella tiene seis años, se da cuenta de las cosas, escucha asustada las discusiones que tenemos cada vez con más frecuencia y a su edad no debe seguir presenciando esos problemas, porque corre el riesgo de quedar traumada, marcada, y crecer sin ilusión por el matrimonio.
     Mi madre, que en paz descanse, pudo mantener a catorce hijos de la manera más honrada, sin que mi padre se dignara a darnos siquiera un peso, ¿por qué ahora que hay más oportunidades yo no podré sacar a mi hija adelante?
     Sí,  lo haré, ¡voy a enfrentar este reto! Es verdad, siempre  fui  demasiado dependiente de ti, tú me solucionabas todo, ¡pero ya no será así! No sé de dónde obtendré el valor para empezar de nuevo, pero ahora yo seré quien tome las decisiones que me conciernen, ¡no soy la primera ni la última mujer que deja su cobardía en el pasado!
     A partir de hoy, mi mundo será diferente: ¡las cosas cambiarán! Sé que sufriré, pero así como soy capaz de amar y perdonar, también reconozco en mí la fuerza para salir adelante. Con todo el dolor de mi corazón, hoy por fin me atrevo a decirte que de verdad lo siento. He recapacitado, y tú, no… no me convienes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario